Cada noche Amor, sueño aquél día de nuestro encuentro,
sueño con ese instante donde detengo el tiempo
para admirarte, para dar gratitud al cielo
por hacer realidad al fin, tan ansiado anhelo.
Sabré de aquél día, cuando la calidez del viento
traiga hasta a mí el soplar de tu respiro y tu aliento;
cuando las dos flamas: la de fe y del deseo,
hagan arder a mi alma al fusionarse sus fuegos;
y ese fuego a mi ser exaltará de emoción
y a mis oídos tu voz llegará hecha una canción;
del espacio que nos cubra sentiré tu amor
y en su silencio oiré el latir de tu corazón.
Aquél día te diré Amor, lo mucho que yo te amo,
¡que eres tú la mujer que tanto tiempo he deseado!
Aquél día no seré más un poeta solitario
porque al fin te seré Amor: ¡tu eterno enamorado!
No desespero al tiempo que la vida nos dista
confío en nuestro destino que, junto a la fe, basta;
no me preocupa el lugar, menos la circunstancia;
yo nunca menguaré mi deseo ni mi esperanza.
Quizá sin saber hemos cruzados los caminos
mas aquél día perfecto para los dos no ha nacido,
quizá hay gratos momentos que contigo platico
sin saber que han de unirse algún día nuestros destinos.
Quizá seamos extraños amantes todavía
y que nos conozcamos ese preciso día;
sé que es una locura, una lejana utopía
mas creo en los milagros, de tan arcana vida...
Fetejua
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