martes, 31 de enero de 2012

AMOR, ACOMPÁÑAME A CAMINAR


 

Amor, toma mi mano, acompáñame a caminar;
ésta vida es tan bella, pronto lo podrás notar.
Amor, quiero contigo entrar a ignota realidad
donde sienta lo suave y lo cálido de tu paz.

No habrá promesas vanas, yo estaré siempre a tu lado,
iremos por la vida, sin un plan adelantado.
Quiero descubrir algo nuevo cada día, y gozarlo
y admirarlo y vivirlo así, cogidos de la mano.

Caminemos tal como vuelan el cielo las aves,
o tal como en la tierra moran las fieras salvajes,
viviendo sin fronteras y sin nada que los ate
a las cosas que el mundo inventa para limitarse.

Toda la inmensa Tierra, ¡toda!, será nuestro hogar,
recorrámosla como los ríos hasta la mar,
como los mansos vientos: jugueteando en el andar,
o como los errantes: poblando todo lugar.

¡Ven!, caminemos como dos niños a la aventura;
veamos con inocencia y asombro al Sol y a la Luna;
hagamos de esta vida un juego diario, y sin premuras
vivamos el presente sin las viejas ataduras.

Amor, no tengas miedo a caminar nuevos senderos
osemos con hollarlas como lo hacen los viajeros;
nos guiaran los astros que atalayan desde el cielo
con ellos dejaremos atrás todos nuestros miedos.

¡Ven!, sé que también quieres emprender conmigo el vuelo
y ver como es la nueva realidad: quitado el velo.
Toma mi mano, iremos unidos hasta el encuentro
de esa vida invisible e ignorada por los tiempos.


Fetejua


viernes, 27 de enero de 2012

SIMPLEMENTE YO

 


Yo sabía que era el mejor, desde muy tempranito
pues la gente decía: “Ya verás pero espera un poquito”.
 Pero jamás me dijeron en que quedaría ese cuento
al enfrentarme a un jugador de mayor talento.

En el patio de atrás, soy el rey de las chanchas,
pues encesto canastas, estando a mis anchas.
Pero de repente tengo al frente un jugador
que al parecer no sabe que soy el mejor.
 
La presión me consume, mientras busco la red,
mis pases, sin duda, podrían traspasar la pared.
Los saltos se quedan cortos, me falla el dribleo,
el pulso me tiembla, la canasta no veo.
 
La culpa es de los otros, desperdician mi talento.
La culpa es del entrenador, su plan es un esperpento.
La culpa la tiene ese tipo que dice ser juez
La culpa no es mía, yo soy el mejor, ¿acaso no ves?

Hasta que al fin comencé a entender
cuando el reflejo de mi rostro en el espejo pude ver,
que mis compañeros no eran unos incompetentes
y que mi entrenador planeaba jugadas inteligentes.

Ese rostro del más grande, que yo veía en el espejo
podía mejorar y dejar de ser del odio el reflejo.
Entonces, sin culpar a los demás, comencé a crecer
y de inmediato en mi juego mejoría pude ver.

Descubrí que tenía magníficos coequiperos
y aprendí a confiar en mis compañeros
Ahora me aprecio más, no veo espejismos,
no soy el mejor, sino yo mismo.


Tom Krause